dijous, de febrer 19, 2009

El Plan Obama para consolidar las hipotecas

El martes el Presidente Obama firmó en Denver, en un museo, la ley que despliega su Plan de Recuperación económica: mil páginas con muchas medidas y mucho gasto, que no logró consenso bipartidista, pero que si sale medio bien reforzará el mito de un presidente nacido para el éxito. Sobre la suerte del Plan conviene esperar y verificar si estamos, como dice el presidente, en el principio del fin de la crisis o ante una operación costosa y fallida. En principio merece, al menos, el beneficio de la duda y la esperanza. Al día siguiente, ayer, el presidente explicó en Arizona, lejos de Washington, el alcance del rescate hipotecario que contempla el Plan. Se trata de una operación compleja que busca evitar el derrumbe de las hipotecas de nueve millones de familias que encadenarían crisis sobre crisis con amenaza de depresión. El Plan pretende estabilizar el mercado hipotecario e inmobiliario, que parece condición necesaria, aunque no suficiente, para parar la crisis y sentar las bases de la recuperación. En el detalle, en lo micro, las medidas contempladas actúan sobre los tipos de interés (ajustarlos), los plazos (alargarlos), las amortizaciones (adaptarlas), los desahucios (ponerles condiciones y garantías) de millones de deudores y miles de acreedores con objeto de contribuir al buen fin de todos esos contratos. Estabilizar y consolidar ese segmento del mercado hipotecario (16% del total) evitaría un derrumbe mayor del sector y de la economía en general. Son medidas paliativas, preventivas y pegadas al terreno. Las explicaciones que dio el presidente fueron convincentes, y aunque no garantizan acierto y éxito, si parece que lo buscan con diligencia. Mañana se cumple un mes desde la toma de posesión de Obama, en una República donde la toma de decisones pasa por trámites y controles complejos, y el ritmo de las decisones es notorio, lo cual no es mala señal.